Los chinos, al igual que la mayoría de pueblos de cultura asiática, creen en la inmortalidad del alma por lo que respetan mucho a sus ancianos y a sus antepasados. Cuando ocurre una muerte, se llevan a cabo rituales fúnebres elaborados taoístas, budistas o una combinación de ambos. Los cuerpos se incineran o se entierran, si se entierran, los huesos se desentierran cada 7 años para ser limpiados y vueltos a enterrar.
Durante 7 periodos de luto (cada periodo consta de unos 7 días) la familia del difunto no puede hacer celebraciones ostentosas ni comidas abundantes a modo de respeto a este. Si debe haber alguna celebración familiar (casamiento por ejemplo), se debe hacer antes de 100 días de la muerte del familiar o no se puede hacer hasta transcurrido un año. Pasado este periodo los familiares seguirán rindiendo tributo a la alma del fallecido cada año.
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